No sé ustedes, pero, de un tiempo para acá, gran cantidad de personas parece que se sienten más atraídos por la tinta en la piel. Sin embargo, hay otra parte de la población que prefiere estar «sin tatuajes»; esto debido a que no encuentran atractivo un tatuaje o, simplemente, porque estar tatuado dejó de estar «inn» y ahora es algo tan común que da flojera.

Antes de la llegada del siglo XXI, recordemos, estar tatuado era una connotación de vagabundeo y mala vida; también se ponía en duda la calidad moral y ética de quien portara alguna raya de tinta; y si a esto le sumamos que, incluso, la calidad de salud del joven tatuado daba incertidumbre, porque de inmediato se pensaba en enfermedades venéreas. Con el paso del tiempo, estos clichés y tabús se fueron dejando de lado. Ya no era necesario ser preso, motociclista, integrante de alguna banda, etcétera, como antes se pensaba, para estar tatuado.

 

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A mediados del 2010 el auge del tatuaje comenzó a crecer más entre los jóvenes de 18 a 35 años. Ponerse un tatuaje ya no implicaba mala vida o enfermedades; esta apertura dio como resultado que incluso las leyes laborales se relajaran y pudieran contratar a personas tatuadas, cuando antes era un impedimento. Pues, hoy en día, gracias a esta liberación y sobre-exposición a los medios de comunicación, el tatuaje comenzó a ser algo de lo más común y corriente.

«Sin tatuajes», en busca de lo propio

Tan es así que, pronto llegamos a encontrarnos ante una sociedad donde ahora resulta que todos están tatuados. Desde el tatuaje minimalista, los nombres, etcétera, hasta aquellos que constan con más de tres tintas o formas intrincadas. A todo esto, de repente vemos a personas con los brazos descubiertos, con pantalones cortos, o con ciertas prendas que les ayudan a lucir sus tatuajes. Al existir, ahora, una permisibilidad para tatuarse, esta práctica deja de ser atractiva y los jóvenes están prefiriendo andar «sin tatuajes».

Los tatuajes, que antes recibían una significación profunda por parte de su portador, hoy en día sólo es un ornamento más que se suma a otros tantos. Las personas empiezan a tatuarse por el simple hecho de «querer pertenecer» a ese «selecto» grupo de personas tatuadas, sin darse cuenta que en ese intento, lo que hacen es popularizar la práctica. ¿Qué ha provocado que el tatuaje deje de parecer interesante? Si bien es cierto que hay algunos trabajos que merecen un «wow», «increíble», hay otros más que rayan en lo común y aburrido. El tatuaje se ha convertido en un objeto vacío que sólo manifiesta el deseo de pertenencia.

Nuca tatuado, siempre intatuado

Caminar tatuado por la calle era la cosa más cool e «inn», hace un par de años; pero, ahora, gracias, al fácil y excesivo acceso a la tinta, todos en la calle quieren presumir sus rayas, aunque estás sean pequeñas o estén en lugares inimaginables; es así que vemos personas que se rompen parte de la ropa sólo para presumir su tatuaje. Ante este curioso fenómeno de sobre-exposición, hay personas que han llegado a decir que estar tatuado, hoy en día, es estar «fuera de moda», porque ya se ha convertido en un «acto cansino y repetitivo».

 

¿Ustedes que opinan al respecto?

¿Te harías un tatuaje?

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