Todos somos artistas de alguna forma. Algunos desarrollan habilidades musicales; comprenden patrones y sienten cada nota que escuchan. Otras personas son capaces de capturar recuerdos hermosos y momentos irrepetibles con la fotografía. Dentro de este listado de capacidades artísticas está la pintura. Todo mundo tiene ese ojo que puede distorsionar la realidad; esa realidad en la que todos vivimos e imaginamos de formas diferentes. No todos podemos bajar ideas a oleo y compartir a los demás como lo hace un pintor.

Para desarrollar al artista que llevamos dentro se necesita de mucha práctica y disciplina. El don que dice ser dado por dios al nacer todos lo tenemos en cuanto al arte se refiere.

Está comprobado científicamente que el noventa y cinco por ciento de las personas podemos ser artistas reconocidos, todo es cuestión de cuánto tiempo le hemos dedicado al arte.

De pequeños  moldeábamos, dibujábamos y cantábamos por diversión. A lo mejor porque todo mundo sonreía cuando lo hacíamos. Algunos de nosotros empezamos a dedicarle tiempo al deporte, y dejamos la plastilina de colores. Es probable que otras personas hayan empezado a aprender el negocio familiar y hayan dejado el dibujo atrás. Pero existen individuos que continuaron con sus actividades artísticas a pesar de las dificultades que se presentaban. Estas personas que trabajaron de día y cantaron de noche; las mismas que cursaban la universidad en las mañanas y dibujaron toda la tarde sin necesidad de un instituto.

Solo pocos ingresan a una escuela de artes para dedicarse a este rubro de forma profesional. El nivel de los artistas incrementa dentro de estos recintos. Especializan sus estudios en una técnica, y esto los convierte en personas extraordinarias. También hay artistas que decidieron aprender por métodos propios, donde la constancia es la herramienta principal para ser grandes expositores de arte.

El colombiano Darío Ortiz es uno de esos artistas autodidactas que se empeñaron en producir y promover su arte siempre. Él plasma con acuarelas todos esos años que le han llenado de experiencia. Para observar los rostros de la gente desde los ojos de este artista aprovechemos la exposición pictórica en el Museo de Arte Moderno de la ciudad. Este tipo de presentaciones despertará al artista que lleva dormido mucho tiempo y, probablemente, haremos dibujos como cuando eramos niños.


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