2013
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Toluca

Exposiciones

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De: César Alejandro Castro León


LOS ESPERAMOS. ENTRADA LIBRE!!!

Petición de lluvia al Xinantécatl

En el pedir está el fotografiar. Édgar Valtiago, sensitivo artista de la lente, manifiesta sus emociones que se desbordan, en esta ocasión, en singular acto ritual: Petición de lluvia al Xinantécatl. Ritualizar el mito en este escenario natural y representarlo, es un ciclo completo. Édgar va más allá, registra en su bitácora, in situ, las acciones que preceden y suceden en el ceremonial.
El enfoque que realiza este artista es su perspectiva antropológica y estética, cuyo objetivo redirecciona para dejar constancia de este hallazgo en primera instancia y, posteriormente, con el visor, encuadrar la memoria de esta petición concedida.
El Nevado de Toluca, escenario y protagonista, es el sucedáneo donde se realiza esta acción petitoria, este acto ancestral de fe, ritual por medio de la danza, complementados por el tradicional flor y canto, para que lo comprenda el corazón y las entrañas de la madre tierra, quien dará amor y sustento a sus hijos. Es así como la tradición viva del Xinantécatl se entrevera en las raigambres otomí, matlatzinca y náhuatl en la Danza de los concheros.
Valtiago captura micro acciones que en su totalidad conforman esta singular petición. Inicia con la velación, envuelta en un soplo del sahumerio con aroma de copal que se expande por los cuatro puntos cardinales o en dirección de la cruz que ostenta el sincretismo religioso, en un adoratorio universal: la naturaleza. Los instrumentos como ayacaxtli acompañan los cantos de los danzantes, con la visión de esperanza en la que participan el Capitán general y hombres y mujeres que se purifican y reciben la tradicional limpia, erigiendo los bastones armados durante la noche, con esas mujeres mágicas, quienes con la esencia de copal energizan, con la vela encendida que iluminará su trabajo dancístico en esta dualidad mexica, el Ometéotl, dos energías opuestas en comunión: vida-muerte, luz-oscuridad, femenino-masculino, quietud-movimiento que parten al rumbo del Xinantécatl para comenzar la danza e ir hacia el adoratorio principal, con la anuencia de los cuatro vientos. Las plumas de ave (obtenidas por logros) atavían la cabeza de los participantes, con sus majestuosos copillis y sus simbólicos atuendos. El caracol resuena, el atecocolli da la bienvenida a los danzantes que continuarán el ceremonial en la Laguna del Sol. La danza es un tributo al Dios de la Lluvia, quien fertilizará a la Madre Tierra, en custodia del Padre Viento y Abuelo Fuego, en ese templo vivo que es el Xinantécatl.
Las danzas, alabanzas y ofrendas permitirán un buen temporal, en esta liturgia que practica, preserva y difunde Alejandro Ariceaga González y sus huestes guerreras que conforman su gran calpulli en el siglo XXI.
Valtiago nos da esta lluvia de imágenes que caen como las plumas que dieron origen al nacimiento de Huitzilopochtli. Édgar las muestra en los nichos convertidos en vitrinas, encontrando la perpetuación de este ritual en el seno de los espectadores.
Cámara y mortaja… del corazón bajan.

Alejandro Ostoa


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