2015
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PLUTARCO GONZALES 206-A COL. LA MERCED (ALAMEDA)Toluca



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De: Gravitanea Semoa Tanz, Charles Mendiola Duarte, Gabrielle Diaz Rodriguez


EL MUERTHO DE TIJUANA
Soundcloud: https://soundcloud.com/muerthotj
Tijuana ha sido, con el pasar de las décadas, uno de los testigos más fieles e importantes de los acontecimientos culturales en el territorio mexicano. Es también, un laboratorio ilícito, arriesgado, natural, honesto y consumado en cuanto a música se refiere. Su geografía le supone un contacto inmediato y constante con las expresiones, pensamientos y sonidos provenientes de, literalmente, todo el mundo. Tijuana es un país. Un continente.
De las calientes y olorosas entrañas de aquel territorio emergen incontables héroes y anti-héroes que reciben a diario un alimento super-cargado que les es provisto, vía un indestructible e inseparable cordón umbilical, por su lastimada y poderosa Madre, Tijuana.
El Muertho es de lo más reciente que La Madre ha parido. Un experimento biológico, psicológico y cósmico que ha dado, en sus primeros y nobles pasos, mucha satisfacción al vientre que lo mantuvo caliente pero insatisfecho por muchos años. Ahora hijo y madre caminan solos y juntos.
El Muertho ha recorrido los caminos más obscuros, palpables e imaginarios, a los que un ser humano común y corriente podría aventurarse. Su historia es una de amargos desengaños y pocas recompensas. Es un perro de la calle. Y como todo ser de la calle, tiene una hambre infinita y un poder gigante para despertar las ganas de acariciarlo, e incluso adoptarlo, en las personas y monstruos que se topa en su vagar sucio, mojado y brillante.
Jugador de fútbol profesional, hojalatero mediocre, traga-fuegos nivel experto, pizcador profesional y fanático evangélico desengañado, son algunos de los personajes que El Muertho de Tijuana ha representado sin maquillaje en su rostro a lo largo de su tropezado andar en esta frecuencia existencial.
Paraderos de camiones, mercados sobre ruedas, talleres automotrices, templos evangélicos, cervecerías, bares y cantinas han sido los escenarios que más han influido en el espectáculo de El Muertho, al ser los que le dieron y dan cobijo y alimento hasta las horas presentes. Con un lento arrastrar, se han ido sumando nuevos lugares que escupen con fuerza los ladridos de El Muertho. Salas de conciertos, salas de cine, teatros, bares rockeros, bares underground, lugares de culto, neo-pulquerías y las emisiones de las estaciones de radio más importantes de México.
El Muertho, que es el Muertho TJ, ha sido pateado y besado, se lame las heridas que no cicatrizan y porta orgulloso las cerradas, no las cuida, no las tapa; las presume y se ríe de ellas.
El Muertho no sabe de nombres, sus referentes musicales son los suficientes. Su ingenuidad es única, positiva, propositiva y genial. No le ha sido importante, ni necesario saber quien es Heaven 17, Suicide o Gary Numan, pero está formado, muchos lugares atrás quizá (para los alarmistas), en la misma fila que ellos. Un pie en esa y un pie en la que esperan por pasar Rigo Tovar, Los Caminantes, Los Solitarios, Marco Antonio Solís y Pérez Prado. KISS es su padre, su segunda madre y sus hermanos.
El disco es uno de sus ritmos favoritos. Los temas de arrabal le afectan directo en el corazón. Disfruta de Alejandra Guzmán, Flans, Mecano y se interesa por sonidos galácticos provenientes de máquinas con las que él nunca había tenido contacto.
El sonido plasmado en “Padre Santo”, su disco debut, es el resultado de una enseñanza sin libros, sin apuntes; un aprendizaje adquirido a golpes y con sangre. Acompañado desde el inicio de su más fiel camarada, un teclado Yamaha PSR-260 que no figura (aún) en las listas de instrumentos más apreciados de la historia; no es un MS-20 de Korg, no es un Juno-60 de Roland, mucho menos es un Moog, pero es el sonido almacenado en las memorias de este artefacto, el que le ha dado alma y segunda voz a El Muertho de Tijuana.
Un ser que bucea por los mares más obscuros de la creación, para salir a flote y escupir luz y esperanza gris en sus letras; que camina por senderos peligrosos y de los que nadie sale sano y salvo, como lo hiciera Dante con Virgilio en sus recorridos infernales, un ser con un destino desconocido y que nunca olvida a su Madre, Tijuana. Es ese camarada, El Muertho de Tijuana.
– Erick Canales


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